LA ABANDERADA DE LOS HUMILDES

LA ABANDERADA DE LOS HUMILDES
POR SIEMPRE EVITA!!!

martes, 14 de diciembre de 2010

Comunicado de Prensa La German.

Ante los echos ocurridos a finales de la semana pasada y principios de esta, hacemos un acto de repudio a la actitud provocadora, de sectores que obedeciendo intereses extraños del pueblo, generan echos violentos e incompresibles a las políticas de este gobierno, de no criminalización de la protesta social. Ofendiendo la historia de nuestro pueblo justamente con el edificio de desarrollo social, que ha sobre llevado el embate de dictaduras que quisieron derrumbarlo en la construcción de la 9 de Julio. Estos grupos no representan ningún intereses popular, si no por el contrario, son los mismos intereses que quieren volver a las peores épocas de nuestra historia, tanto con la dictadura, como con la de Menem y Duhalde representantes locales e internacionales del neoliberalismo.
Por todos los fusilamientos, los 30.000 compañeros desaparecidos, y por Néstor Kirchner, no vamos a permitir un paso atrás  en este modelo de democracia con inclusión social y redistribución de la riqueza. Que los padrinos se olviden NUNCA MÁS ENGAÑO, VIVA LA MILITANCIA, VIVA LAS IDEAS.



Corriente Politica y Social German Abdala.
Prensa y Cultura La German.
prensayculturalagerman@gmail.com

martes, 9 de noviembre de 2010

EL INFIERNO ES POCO


MASSERA FUE UNA MAQUINA DE MATAR DENTRO DE OTRA MAQUINA DE MATAR

Murió el Mengele de la última dictadura
Los resultados del régimen tiránico que gobernó entre 1976 y 1983 también le pertenecen: fragmentación social, destrucción productiva y masacre. Pero Massera, además, quiso trascender. Aquí se cuenta cómo.
  
 Por Martín Granovsky

Dijo que solo estaba seguro de una cosa: “De que cuando la crónica se vaya desvaneciendo porque la historia se vaya haciendo más nítida, mis hijos y mis nietos pronunciarán con orgullo el apellido que les he dejado”. Así quiso defenderse hace 25 años Emilio Eduardo Massera en el Juicio a las Juntas. Terminó condenado a cadena perpetua y destituido por homicidio agravado, privación ilegítima de la libertad, tormentos y robos. Nacido en Entre Ríos hace 85 años, el ex almirante murió ayer en Buenos Aires mientras aún era procesado por nuevos cargos. La historia, contra lo que quería, fue haciéndose más nítida.

El indulto de Carlos Saúl Menem lo dejó sin la perpetua en 1990. Recobró la libertad y volvió a quedar privado de ella cuando en 1998 fue procesado por robo de bebés. Las leyes de Punto Final y Obediencia Debida impulsadas por Raúl Alfonsín –el mismo presidente que terminó en la Argentina con el ciclo de amnistías al anular la autoamnistía militar y pedir el procesamiento de las juntas– no beneficiaron a los ex comandantes pero sí a los jefes intermedios como Jorge Acosta, Alfredo Astiz, Juan Carlos Rolón, Jorge Perrén y Antonio Pernías.

Massera podría haber muerto ayer sin condena alguna, pero el 31 de agosto último la Corte Suprema de Justicia confirmó sentencias de tribunales inferiores que habían fallado sobre la inconstitucionalidad del perdón de Menem. Si el indulto no se ajustaba a la Constitución, entonces quedaba en pie la condena original del 9 de diciembre de 1985.

Dijo la Corte que según el Derecho Internacional debe computarse “la obligación del Estado Argentino no sólo de investigar sino también de castigar los delitos aberrantes, deber que no podía estar sujeto a excepciones”. El indulto a procesados no se ajusta a Derecho porque quitaría el deber internacional de investigar. En cuanto al indulto a condenados, como el caso de Massera, según la Corte implicaría escapar de la obligación de castigar cuando los órganos judiciales de un Estado hallaron las pruebas suficientes como para fallar.

La máquina de matar
Impetuoso, seductor, mujeriego, capaz de imaginar alianzas con el socialismo europeo o de buscar la cooptación de dirigentes montoneros, Massera fue una máquina de matar y hacer política dentro de otra máquina de matar y hacer política como fue el Proceso de Reorganización Nacional que tomó el poder el 24 de marzo de 1976.

Los estudiosos no se ponen de acuerdo sobre si la máquina mayor, la del Proceso, se propuso intencionalmente los resultados que alcanzó: masacre, fragmentación social, desindustrialización y perjuicio para la agricultura, financierización, caída de la participación de los trabajadores en la renta nacional y de su poder de negociación en la puja por la distribución de esa renta.

En un estudio escrito en caliente, en 1979, el economista Adolfo Canitrot habló de un gigantesco proceso de disciplinamiento social.

Más allá de las intenciones o de un plan escrito, la transformación social de la Argentina habla por sí misma.

¿Cuál es el fenómeno que representa Massera? Quizás que, en su caso, no hay dudas de que, en paralelo a la marcha de la dictadura, él sí era parte de un plan político explícito e intencional.

Tan burócrata de la muerte como Jorge Videla u Orlando Ramón Agosti, sus compañeros de la primera junta de la dictadura, el entonces Almirante Cero, como lo llamaban las patotas de la Escuela de Mecánica de la Armada y lo subrayó el periodista Claudio Uriarte, que tituló de ese modo la biografía de Massera, el entonces jefe de la Marina quiso añadir un valor extra. Procuró su proyección como dirigente político a partir de la dictadura y, además, en medio de ella.

Venía haciendo méritos para ello. Joven oficial antiperonista antes del golpe de 1955, veinte años después llegó a hacerse un interlocutor confiable de Isabel Martínez de Perón, presidenta por muerte de su marido Juan Domingo Perón el 1ª de julio de 1974. A esa altura ya había anudado el centro de su pertenencia en un circuito clave del poder a escala mundial: la organización fascista Propaganda Dos, que buscó infiltrarse en la masonería italiana, y terminó repudiada por ella, y consiguió el manejo de porciones importantes de decisión en el Vaticano, la Justicia italiana, los servicios de inteligencia y las finanzas negras. Los dos puntos de apoyo de Propaganda Dos fuera de Italia estaban en Brasil y en la Argentina.

Ayer a la tarde, recién enterado de la noticia, el sobreviviente de la ESMA Víctor Basterra repitió otra vez su increíble relato que prueba que nada de lo anterior es una fábula. Basterra, sometido a tormentos y trabajo esclavo en la ESMA, contó que fue forzado a realizar cuatro pasaportes falsos para Licio Gelli. Gelli era uno de los jefes de la P-Due. Condecorado por Perón en la Argentina a pedido del entonces canciller Alberto Vignes, en 1973, Gelli fue la garantía de continuidad para que estructuras de poder mafioso edificadas a fines del gobierno de Isabel pudieran seguir vigentes en el régimen que comenzó en 1976. Y el garante del garante se llamó, en la Argentina, Emilio Eduardo Massera.

Basterra contó ayer su dolor por el hecho de que Massera no muriera en prisión común y que hubiese muerto sin una sola condena por robo de bebés, entre otros cargos que aún afrontaba. También relató por qué en un momento de su esclavitud decidió juntar pruebas. “A mí ya me dejaban salir y yo sabía cómo violarles algunos encriptados, así que me fue llevando elementos valiosos”, dijo. Contó Basterra que lo decidió porque en un momento sus compañeros le dijeron: “Estos tipos no se la van a llevar de arriba”.

La ESMA fue uno de los tres grandes campos de concentración de la Argentina y el más grande controlado por la Armada. Los otros dos estaban bajo el mando directo del Ejército: La Perla en Córdoba y la sede de Institutos Militares en Campo de Mayo.

Las tres fuerzas construyeron sus formas propias de relación con sectores civiles, y tanto investigadores como militantes políticos y dirigentes de derechos humanos hablan cada vez más de “gobierno cívico-militar” para referirse al régimen que gobernó entre 1976 y 1983. La historia de ese régimen no se ajustaría a los hechos si el supuesto pintoresquismo de Massera y su personalidad opacaran la urdidumbre de poder que incluyó desde relaciones con grandes empresarios a dirigentes del peronismo, el radicalismo, el socialismo democrático y el comunismo, en este caso por decisión propia e impulso de la propia Unión Soviética.

El proyecto
La peculiaridad de la construcción de Massera se apoyó en algunos rasgos específicos.

Intentó la edificación de un masserismo que, obviamente, lo contara como líder.

Igual que los demás comandantes, se acercó a dirigentes sindicales mientras el aparato represivo terminaba con los delegados de fábrica, los dirigentes intermedios y escarmentaba en la desaparición de Oscar Smith el primer desafío de los trabajadores a la dictadura. Pero en su caso no fue sólo un cálculo de contención de protestas obreras sino además el intento de una articulación para el futuro.

Buscó consolidar una fuerza propia, el Partido para la Democracia Social.

Como un Josef Mengele de la política, trató de erigir un laboratorio. Quería que mediante el terror, la negociación, la perversión y el aprovechamiento del humanísimo instinto de supervivencia fuese posible, primero, la absorción de conocimientos sobre qué pensaba la guerrilla montonera y, luego, la conversión de algunos de sus cuadros en cuadros propios. Sin embargo, no lo consiguió. Salvo dos o tres casos, los cautivos de la ESMA sometidos a servidumbre no se convirtieron en miembros de la inteligencia de la patota y, cuando cada uno vio llegado el momento, cada sobreviviente se transformó en un testimonio que contribuyó a que la sociedad conociera qué había ocurrido, quiénes habían sido los lugartenientes del Almirante Cero y cómo funcionaba por dentro la máquina de matar.

En la distribución militar de roles la Armada de Massera no obtuvo el ansiado Ministerio de Economía, que el Ejército se reservó hasta garantizar un tándem entre Videla y Martínez de Hoz. Massera consiguió, en cambio, entre otros resortes de poder, el control del Ministerio de Bienestar Social y la Cancillería. Asesinato del general Omar Actis mediante, Bienestar Social quedó articulado con el Ente Autárquico Mundial ’78, a cargo del almirante Alberto Lacoste. La Cancillería funcionó como una prolongación internacional de la ESMA.

Los marinos Oscar Montes y César Guzzetti estuvieron a cargo del Ministerio de Relaciones Exteriores cuando se desplegó el Operativo Cóndor, de colaboración entre las dictaduras de Sudamérica en materia de intercambio de información, de prisioneros y hasta de bebés robados. El número dos, el capitán de navío Gualter Allara, sería contraalmirante de Operaciones Anfibias en el desembarco que llevó a la guerra de Malvinas de 1982. Llegado a la Cancillería con la Revolución Libertadora de 1955, Federico Barttfeld fue el alfil de Massera entre un grupo de diplomáticos de carrera. Fallecido en 2009, Barttfeld pertenecía a la P-Due como Massera, Gelli y el entonces jefe de la represión en la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires, el general Carlos Guillermo Suárez Mason. Cuando el primer embajador de la Junta en Caracas, el radical balbinista Héctor Hidalgo Solá, fue llamado a Buenos Aires y asesinado, Barttfeld ocupó su lugar en Caracas. Allí funcionaba un Centro Piloto como el de París.

Aquella construcción que sumaba política más inteligencia militar es la que explica que vestigios de masserismo aparezcan en la política actual. Terminado el ciclo masserista en la Armada –donde, al revés de su colega de Ejército Roberto Bendini con el retrato de Videla, el almirante Jorge Godoy hizo descolgar el cuadro de Massera sin que Néstor Kirchner tuviera que ordenarle que procediera– cada tanto reaparecen muestras del poder de Massera en órganos del Estado democrático. Sucedió durante el menemismo nada menos que con la Dirección de Migraciones, dirigida por el capitán de navío retirado Aurelio Za Za Martínez. Con el Ministerio de Educación de Mauricio Macri, ocupado por el masserista Abel Parentini Posse. Y con la embajada en Venezuela, que ocupó por designación de Eduardo Duhalde, Carlos Ruckauf, Esteban Caselli y Martín Redrado el embajador de carrera Eduardo Sadous. Como joven diplomático Sadous había sido colaborador de Vignes y después, ya en dictadura, de Gelli cuando éste operaba en Italia desde la embajada argentina en Roma.

Otros cuadros del masserismo terminaron en negocios privados. Fue el caso de Jorge Radice, socio de Rodolfo Galimberti hasta que éste se murió, y el de Ricardo Cavallo, que desarrolló emprendimientos tecnológicos en México hasta que fue extraditado primero a España y finalmente a la Argentina.

Una parte de esos oficiales participó en otra parte del proyecto masserista (aunque, otra vez, no fue privativo de la Marina sino un método compartido por otras fuerzas y jefes) que fue el apoderamiento de bienes de secuestrados. Uno de los casos más resonantes fue Chacras de Coria, propiedad de Victorio Cerutti, obligado a vender sus bienes igual que su abogado, Conrado Gómez. Los dos fueron secuestrados en 1977. En lugar de desvanecerse, la historia cada vez es más nítida.

martin.granovsky@gmail.com

LAS ENCUESTAS MUESTRAN UNA NOTABLE IMAGEN POSITIVA DE LA PRESIDENTA


LAS ENCUESTAS MUESTRAN UNA NOTABLE IMAGEN POSITIVA DE LA PRESIDENTA

Con intención de acompañarla

Tras la muerte de Néstor Kirchner, la entereza de Cristina Fernández se refleja en una aprobación de entre dos tercios y tres cuartos de los consultados. La intención de voto la impondría hoy en primera vuelta, y hay una fuerte revisión de la imagen del ex presidente fallecido.
 Por Raúl Kollmann
La entereza y la forma firme en que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner transitó los primeros días de su gobierno después de la muerte de su esposo se reflejan en forma notoria en las encuestas. Entre un 65 y un 75 por ciento de las personas consultadas --depende qué encuestadora haya hecho el relevamiento-- opina bien o muy bien de la Presidenta. También dos de cada tres personas creen que hay que apoyarla, y de cara a las elecciones de 2011 la intención de voto de Cristina marca una enorme diferencia con los demás candidatos.
Antes de la muerte de Néstor, tanto él como la Presidenta aparecían liderando las encuestas, aunque con una intención de voto que oscilaba entre el 32 y el 36 por ciento. Ahora las posibilidades de la Presidenta de ganar en primera vuelta se incrementaron mucho, al punto que si las elecciones fueran hoy, conseguiría mucho más de lo necesario --45 por ciento de los votos-- para imponerse sin ballottage. Es cierto que buena parte de los encuestadores consideran que hay un efecto producido por la muerte de Néstor, el impacto de la multitud que acompañó su velatorio y una fuerte revisión de las opiniones sobre él. Hoy en día, tres de cada cuatro argentinos tienen una evaluación buena o muy buena del fallecido ex presidente.
Las conclusiones surgen de tres encuestas realizadas por las conocidas consultoras Centro de Opinión Pública (CEOP), que lidera Roberto Bacman; Ricardo Rouvier y Asociados, encabezada por Ricardo Rouvier e Ibarómetro, que conduce Doris Capurro. Las tres empresas realizaron encuestas nacionales, con más de 1100 personas consultadas cada una y respetando las proporciones por edad, sexo y nivel económico social.
En el trabajo de Ibarómetro, un 72 por ciento de los consultados dijo que evalúa como bueno o muy bueno el desempeño de la Presidenta. A conclusiones similares llegan los estudios del CEOP y de Ricardo Rouvier. Pero lo cierto es que la evaluación de la Presidenta ya venía en fuerte crecimiento desde fines del año pasado y, sobre todo, en el primer semestre de 2010. El CEOP, que ahora registra niveles de aprobación del 65 por ciento, publicó en este diario sus datos tanto en octubre como en septiembre. En cambos casos, la Presidenta ya tenía una imagen positiva del 55 por ciento. Es decir que hay un crecimiento esencialmente porque se la percibió muy dolorida por la pérdida de su compañero, pero a la vez con capacidad para retomar rápidamente la conducción del país. En el trabajo de Rouvier la gente lo dice en forma explícita: se aprueba su gestión "por la entereza que afronta su pérdida", "porque está más cerca del pueblo", "por la Asignación Universal por Hijo" y "porque ayuda a los humildes". Esas fueron las respuestas más repetidas por los encuestados.
También en el estudio de Ibarómetro se mencionan algunas razones que tienen que ver con el cuadro de situación actual. El 74 por ciento de los consultados dice que apoya a la Presidenta para que pueda gobernar, hay un 61 por ciento que cree que hay un mejor clima social en estos días y un 70 por ciento afirma que Cristina mostró firmeza "y eso me gusta".
Sin duda que la muerte de Néstor Kirchner revalorizó fuertemente su figura. Esto se percibe, por ejemplo, en que la oposición terminó reconociendo en forma pública buena parte de lo realizado por el ex presidente y, sobre todo, hubo un notorio impacto de las imágenes de miles y miles de personas conmovidas y agradeciendo a Kirchner por diferentes políticas e iniciativas de su gobierno. Las cifras de las encuestas son ahora apabullantes: más del 70 por ciento de los ciudadanos opinan bien o muy bien de Néstor Kirchner, una evaluación que tenía cuando dejó el gobierno, en 2007, que perdió durante el enfrentamiento con el campo y que también se venía recuperando en forma sostenida desde fines de 2009. Según el sondeo del CEOP se le reconoce haber conseguido la estabilidad económica, el impulso de la Asignación Universal por Hijo, la estatización de las AFJP y Aerolíneas Argentinas, todas medidas que tienen buen consenso en la población.
El trabajo de Rouvier sobre intención de voto está en sintonía con varias encuestas publicadas por este diario la semana pasada. Sin embargo, el crecimiento del voto a Cristina Kirchner fue palpable hace siete días y ahora sigue su curso ascendente. Hoy la Presidenta conseguiría el 45 por ciento de los votos, es decir que no habría ballottage, ganaría en primera vuelta. Pero, además, cuadriplica a su inmediato perseguidor, Mauricio Macri, que apenas recoge el 11 por ciento de los votos. Ricardo Alfonsín está casi en el mismo nivel, 10 por ciento, después vienen Eduardo Duhalde con el 9 y Pino Solanas con algo más del 6 por ciento. Si el candidato radical fuera Julio Cobos, su intención de voto treparía al 12 por ciento, también lejos de lo que hoy podría recoger el oficialismo.
Por supuesto que falta casi un año para la elección presidencial. Más allá de lo que la Presidenta decida en materia de candidaturas, lo fundamental es la marcha de la gestión de gobierno. Y, como punto de partida, está claro que la Presidenta cuenta con un fuerte respaldo en la población. Apenas un siete por ciento la ve mal y una absoluta mayoría quiere que no le pongan palos en la rueda.

EL ROL SECRETO DE KIRCHNER EN LA CAUSA POR EL CRIMEN DEL MILITANTE DEL PO


CASO FERREYRA: AL TESTIGO CLAVE LO APORTÓ EL GOBIERNO

Es un "arrepentido" que llegó a través de un intendente oficialista; más pruebas contra el gremio
Domingo 7 de noviembre de 2010
Hernán Cappiello
LA NACION


Seis días antes de morir, Néstor Kirchner participó personalmente del operativo en que se involucró el Gobierno para aportar a la Justicia el testigo reservado cuya declaración llevó a las detenciones de gremialistas y barrabravas por el asesinato del militante del Partido Obrero (PO) Mariano Ferreyra.

El ex presidente, después de recibir el dato de un intendente del conurbano, puso en marcha un operativo político-judicial para llevar a los tribunales al testigo que estuvo el día del crimen en el bando de la Unión Ferroviaria (UF). Kirchner ordenó darle máxima protección, a tal punto que llegó a declarar ante la fiscal Cristina Caamaño acompañado por el ministro de Justicia y Seguridad, Julio Alak, según consta en la causa.

La declaración del testigo permitió identificar y detener a Cristian Favale, acusado de disparar contra Ferreyra, aunque los tiradores son, por lo menos, dos. Ahora, las pruebas en la causa, a las que se incorporó otro testigo de identidad reservada, suman elementos que permitirían avanzar sobre altos dirigentes de la Unión Ferroviaria, el gremio que lidera José Pedraza.

Según pudo reconstruir LA NACION tras consultar a cinco fuentes independientes entre sí, vinculadas con la política y la Justicia, el 21 de octubre, al día siguiente del crimen ocurrido en Barracas, un militante justicialista llamó por teléfono, asustado y temiendo por su vida, al intendente del conurbano al que considera su jefe político. Le dijo que sabía el nombre del asesino de Ferreyra, pero que tenía miedo de que lo mataran. Le confió que había sido reclutado por el delegado de Unión Ferroviaria (UF) Pablo Marcelo Díaz, actualmente detenido, para participar de una manifestación contra un grupo de trabajadores tercerizados del ferrocarril Roca, entre los que había militantes del PO.

Le dijo que sabía cómo se había organizado la patota y que Díaz había elegido a los que participarían de la contramarcha.

El intendente ?cuyo nombre La Nacion mantiene en reserva para evitar que pueda inferirse la identidad del testigo? escuchó ese relato y llamó a su vez a su jefe político, Néstor Kirchner, a la quinta de Olivos. Le repitió las revelaciones del testigo, pero le pidió que le diera toda la protección posible.

Kirchner, operando desde la residencia presidencial, puso a trabajar en el asunto al secretario legal y técnico, Carlos Zannini, y se comunicó con Alak para ponerlo al tanto de todo.

Por indicación de Zannini, el intendente kirchnerista acompañó personalmente a su testigo al Ministerio de Justicia y Seguridad, donde se entrevistó con Alak.

Después de escucharlo, Alak lo introdujo en el Programa de Protección de Testigos de su ministerio, que contempla una custodia especial personal o domiciliaria, alojamiento transitorio en lugares reservados, cambio de domicilio, ayuda económica por no más de seis meses, asistencia para la reinserción laboral y hasta el cambio de identidad, con el otorgamiento de documentos que acrediten el nuevo nombre.

Menos de 24 horas después de su conversación con el intendente, el testigo estaba sentado frente a la fiscal Caamaño y revelaba cómo se había planificado el ataque de Barracas y quién disparó sobre Ferreyra y los tres heridos, Elsa Rodríguez, Nelson Aguirre y Ariel Pintos.

Kirchner estaba obsesionado en sus últimas horas con el esclarecimiento del caso y sabía todos los detalles porque los recibió de primera mano. Por eso, al día siguiente de conocer la versión del testigo secreto, el viernes 22, anunció durante un acto en Chivilcoy que iba a haber "importantes novedades" en la causa. Fueron sus últimas declaraciones periodísticas antes de morir, el miércoles de la semana siguiente.

Esa misma noche la jueza Wilma López firmó la orden de captura de Cristian Favale, el barrabrava de Defensa y Justicia señalado por el testigo protegido. Luego, una docena de testimonios recogidos por la fiscal Caamaño en los 14 cuerpos que ya tiene la causa judicial confirmarían buena parte del relato. También ese día iba a caer preso en un club de Adrogué Pablo Díaz, el delegado de la UF, con lo que el caso empezó a acercarse a Pedraza.

Seguridad en duda
Kirchner estaba muy enojado por esas horas y quería ver presos a los autores e instigadores del asesinato. Algunas fuentes del oficialismo dicen también que quería saber si había existido protección policial a los agresores. El relato del testigo, al parecer, daba cuenta de que el gremio de Pedraza había avisado a gente del poder que iba a "sacar de las vías" a los grupos de izquierda.

El sucesor de Kirchner en la banca de diputado nacional, el dirigente social Edgardo Depreti, reveló en público que antes de morir Kirchner "ya tenía y sabía todo acerca de cómo había sido" el crimen de Ferreyra. Y dijo que, además, "había instruido a la SIDE para que colaborara con la fiscal y con la jueza para aportarles datos".

El dirigente social añadió: "El responsable político es Pedraza: no tengo dudas, y los que están presos fueron los ejecutores. Había ahí una asociación con todos los armados que todavía perduran en ferrocarriles vinculados a la patota de Unión Ferroviaria y el manejo que se hace en cooperativas y en órganos de dirección de ferrocarriles. Se vio la complicidad concreta de un modelo sindical que utiliza barras para enfrentar a trabajadores".

El dirigente dijo haber trabajado junto con Kirchner en el caso Ferreyra hasta la noche misma de la muerte del ex presidente. "En ese momento, él ya sabía quiénes eran los responsables", explicó. Esos nombres son los que están en el expediente y sobre los que la Justicia reúne las pruebas como para llevarlos a juicio.

QUIEN ES QUIEN
CRISTIAN FAVALE
Barrabrava detenido

Era barrabrava de Defensa y Justicia. La jueza lo acusa de haber sido el autor material del asesinato de Mariano Ferreyra. Un testigo de identidad reservada le atribuye haber dicho: "Le agujereé la panza".

PABLO DIAZ
Delegado ferroviario

Como jefe gremial en la línea Roca, comandó el grupo que evitó el corte de vías de los tercerizados. Se lo acusa de haber contratado a los barrabravas. Respondía a la cúpula del sindicato. Está preso.

JUAN CARLOS FERNANDEZ
Líder gremial

Es el número dos de la Unión Ferroviaria. Según el testimonio clave de la causa, él le habría ordenado a Díaz irse del lugar tras el asesinato. Días antes había recomendado a Favale para trabajar en el Roca.

JOSE PEDRAZA
Secretario gral. de los ferroviarios

Conduce el gremio desde hace más de 30 años. Negó todo vínculo con los violentos, pero cada vez más indicios apuntan a la cúpula del sindicato en el armado del operativo para disuadir a los manifestantes.Gabriel sanchezferroviario detenidoLo conocen como "El Payaso". Favale lo acusa de ser el que disparó contra Ferreyra, algo que él negó al ser detenido. Trabajaba en Constitución y fue barrabrava de Racing Club.

JORGE GONZALEZ
Ferroviario detenido

Aparece en las imágenes de televisión con un cuello ortopédico, dando indicaciones a las patotas sindicales. Era un hombre cercano a Díaz. Cuando a este último lo detuvieron estaba con él en un acto.

SALVADOR PIPITO
Ferroviario detenido

Estaba, durante la gresca en Barracas, muy cerca de los líderes del grupo de ferroviarios. Se presentó a declarar como testigo ante el juzgado y terminó apresado, acusado por la jueza de mentir en su declaración.

El caso de la mujer del camionero
El abogado del gremialista camionero Pablo Ozuna, Daniel Llermanos, reforzó la hipótesis de que la ex mujer de su defendido se suicidó anteayer. "Hay cinco cartas en las que pide perdón y dieron negativas las pruebas de dermotest a Ozuna", dijo. La carátula aún es "averiguación de muerte".


.

domingo, 31 de octubre de 2010

¡ HASTA CUMPLIR TU LEGADO!


Te vamos a recordar `pero no podemos cumplir lo primero que pediste en el verso del poema que recitaste de nuestro compañero, como es no recordarte sin dolor por no tenerte. No tener tu palabra, tu conducción, no podemos recordarte sin una lagrima pero tanto el dolor como la lagrima es rebeldía que nos da fuerza para llevar tu bandera a la victoria. Cuando eso sea una realidad el dolor y la lágrima pasaran, porque habremos cumplido con tu legado. Compañero Néstor ¡Hasta la victoria siempre! ¡Patria o Muerte, Venceremos!

viernes, 29 de octubre de 2010

Murió Kirchner, nació el kirchnerismo

Publicado el 29 de Octubre de 2010

 
Roberto Caballero


La sensación es que, muerto Kirchner, el kirchnerismo tiene una salida: nacer de una vez por todas. Construir organicidad. Abandonar los jirones para transformarse en bandera de los millones de personas que creen que hoy estamos mejor que hace diez años.
 
No sé, tengo la impresión de que murió Néstor Kirchner y nació el kirchnerismo. Voy a escribir en voz alta o, mejor dicho, pensar con las teclas, así que no busquen en estas líneas un tratado político, sino apenas un catálogo de ideas desordenadas escritas al calor de estas jornadas. Para lo otro, mejor léanlo a Brienza, o a J. P. Feinmann (ayer escribió algo maravilloso en la contratapa de Página/12: a propósito, ¿cuándo se vendrá para Tiempo Argentino?) Bueno, les decía. Mi tesis es que Kirchner murió y nació el kirchnerismo. Resulta difícil describir qué es, precisamente, eso del kirchnerismo. ¿Es Moyano? ¿Es Hebe? ¿Son los intelectuales de Carta Abierta? ¿Son Pablo Echarri y Florencia Peña? ¿Es la CTA de Yasky y Milagro Sala? ¿Es Sabbatella? ¿Son los invitados de 6,7,8? ¿Es Heller? ¿Son los intendentes del Conurbano? ¿Es Larroque y La Cámpora? ¿Son D’Elía y el Chino Navarro? ¿Es Moreno? ¿Es Taiana, que renunció hace poquito para volver recargado? ¿Son los setentistas, muchos de ellos víctimas de la represión, la cárcel y el exilio, que ahora caminan por la Rosada sin miedo? ¿Son las multitudes de las barriadas que ayer reventaron la Plaza de Mayo? ¿Los pibes que reciben la Asignación Universal por Hijo? ¿Es Carlotto? ¿Son los viejos
desocupados que consiguieron trabajo? ¿Son los millones de hinchas que ahora pueden ver fútbol gratis? ¿Los jubilados que ingresaron en el sistema? ¿Los que trabajan en cooperativas de los municipios? ¿Los gays, lesbianas y trans que ahora se pueden casar con libreta? ¿Es la militancia juvenil sub-20, que asoma entusiasta en el MPR, en el Movimiento Evita y en la Juventud Sindical de Facundo Moyano?
Es, sin duda, todo eso. Pero todo eso es, en sí mismo, un universo plural desarticulado, donde algunos se definen abiertamente como kirchneristas y otros jamás lo harían. Y, sin embargo, toda esa gente reconoce −en mayor o menor medida, con mayor o menor generosidad− que Néstor primero y Cristina después les permitieron soñar con un país que los tenga en cuenta.
Todos y cada uno de ellos levantan alguna bandera que se toca con la agenda del gobierno. Moyano dice que es oficialista del modelo nacional y popular, Sabbatella es oficialista del proceso de cambio e inclusión iniciado en 2001, los actores son oficialistas de la nueva Ley de Medios, las Madres y Abuelas son oficialistas de la política de Derechos Humanos, el peronismo de izquierda es oficialista de la lucha antimonopólica y anti-Clarín, y así podríamos seguir con cada uno de ellos para descubrir con asombro que casi todos dicen cosas parecidas, pero lo único que los aglutina es la independencia que unos demuestran frente a los otros, aunque se muestren juntos en marchas y movilizaciones puntuales. Acá es donde hace agua el análisis de Beatriz Sarlo, cuando advierte sobre un gran entramado cultural y político que realiza tareas coordinadas desde algún sótano misterioso de la Rosada. La verdad que eso no existe. Si no, el kirchnerismo existiría como opción política, por fuera de Néstor y Cristina. Y no, no existe. O, para que no me malinterpreten: institucionalmente es apenas un grandioso y epocal envase. Cada sector simpatizante lo nutre con lo que más le gusta de un proceso que es tan rico como tumultuoso e invertebrado.
Pero con la muerte de Néstor Kirchner se abre un panorama de incertidumbre. Esta es la verdad. Me pregunto: ¿la adhesión circunstancial, no institucionalizada, puede hacer peligrar el rumbo de eso que se llama “modelo”? Digámoslo sin vueltas: la derecha conservadora, con Clarín y Techint (AEA), la Rural, Cobos y Duhalde a la cabeza, sabe cómo juntarse. Tiene infinitos canales de comunicación e intereses comunes, que la muestran como bloque cuando la ocasión se presenta.
Y ellos saben qué país chiquito quieren. No les da asquito sentarse a la misma mesa para lograr su utopía. ¿Pasa lo mismo con el kirchnerismo? ¿No les da la sensación de que, a veces, hay kirchneristas de primera y otros de segunda, que están más atentos a diferenciarse que a parecerse?
Decía que la muerte del ex presidente genera incertidumbre. La enorme liquidez identitaria del kirchnerismo (leyendo a Bauman) sirvió para llegar hasta acá.  Inclusión social, Derechos Humanos, autoridad estatal, federalismo, autonomía nacional, fomento a la producción son progresos inimaginables hace una década. Esta indefinición permitió que millones de personas se sintieran parte del todo, sin asumir los riesgos del conjunto. Creo que la muerte de Néstor interpela al kirchnerismo inorgánico. (No sé si dejó algo escrito. Algunos dicen que sí. Sería interesante leerlo.) Pregunta desde el más allá: qué vamos a hacer con el más acá, ahora mismo. Es fácil gritar “fuerza Cristina”, ¿no? Más difícil resulta, por ejemplo, aceitar los lazos y la mutua comprensión entre Moyano y Yasky. O entre Sabbatella y los intendentes K del Conurbano. O entre Moreno y Carta Abierta. ¿Fueron estas diferencias el alimento de una gaseosa ideología que podría llamarse kirchnerismo ad hoc, útil para sostener en el gobierno a dos personas en todo este tiempo? ¿Es la debilidad congénita de esta experiencia política, ahora que la reacción (basta leer el pliego de condiciones de Rosendo Fraga en La Nación) se frota las manos para ir por todo?
Como ven, tengo más preguntas que respuestas. La sensación es que, muerto Néstor, el kirchnerismo tiene una salida: nacer de una vez por todas. Construir organicidad. Abandonar los jirones para transformarse en bandera de los millones de personas que creen que hoy estamos mejor que hace diez años. Estructurar un programa que reúna las aspiraciones de todos los que ayer en la Plaza de Mayo, tocados en el alma, se miraban a la cara y se reconocían. Dejar de lado los prejuicios, revisar las propias certezas, abandonar el espíritu de secta, admitir que el otro puede tener la parte de la razón que me falta: son los imperativos de esta hora.
Ni Moyano es Primo de Rivera.
Ni Sabbatella es el progresismo afrancesado.
Lo más complejo, siempre, es consensuar un liderazgo. Pero eso ya está resuelto.
Es Cristina.

LA JUVENTUD K RECOGIÓ EL LEGADO Y YA TRABAJA PARA MULTIPLICARLO


Masiva presencia de sub-40 en la despedida al ex presidente

Con Máximo Kirchner acompañando a su madre, y el desfile incesante de militantes en la Plaza de Mayo, las agrupaciones juveniles dejaron en claro que buscarán consolidar su presencia y crecer como organización.
 
La frase tiene más de dos años. La dijo Néstor Kirchner, un 15 de julio de 2008, en la Plaza del Congreso, horas antes del voto no positivo que acabó con la Resolución 125. Y por estas horas resurgió, se hizo eco y, sobre todo, se digitalizó. “A los jóvenes les digo: sean transgresores, opinen, la juventud tiene que ser un punto de inflexión del nuevo tiempo”, pidió el ex presidente ese día, y, ahora, desde la mañana del miércoles, los pibes se lo recuerdan unos a otros en Twitter, en Facebook y en la Web. El mensaje favorito de la juventud no es un pésame.

La primera pista llevaba más tiempo en el aire. En agosto, Kirchner encabezó un acto de la Juventud Sindical Peronista. En septiembre, pocas horas después de salir del Sanatorio de los Arcos, saludó a otro Luna Park lleno convocado por otros jóvenes kirchneristas. El salto al frente de los jóvenes, también, había relampagueado en las afueras de Bariloche, en el corazón de Baradero, en las escuelas olvidadas por Mauricio Macri y en la calle pidiendo castigo a los responsables del asesinato de Mariano Ferreyra. Cada uno con sus modos, cada cual con su furia. Y se hizo notar, otra vez, en un número mayor, en la Plaza de Mayo por la muerte de Néstor Kirchner. Fue el comentario al oído entre los funcionarios, también entre los viejos peronistas y entre los inorgánicos: “cuántos pibes, ¿no?” Y se configuró en el desafío de los dirigentes de las agrupaciones que, casi a coro, le confesaron a Tiempo Argentino: “Ahora hay que ver cómo los organizamos.”

Andrés Larroque, de La Cámpora, que iba de salón en salón de la Casa de Gobierno, le puso números al desafío: “El 80 % de los chicos no está encuadrado. Hay que trabajar para que participen. Para que canalicen esa energía. Y que su apoyo pase de lo simbólico a lo concreto. Tenemos que consolidar este sentimiento”, se exigió.

“Lo registramos, lo vimos, lo sentimos. Es algo que venimos viendo. Tuvimos dos actos muy importantes. Tuvimos las secundarias. La marcha del 16 de septiembre por La Noche de los Lápices. Y ahora tenemos que ver cómo hacemos para sumar más pibes y organizar. Es una situación muy dolorosa y esperábamos la reacción de los pibes. Estamos muy contentos”, dijo el referente del Movimiento Evita, Leonardo De Grosso, al paso, y a metros de la Casa Rosada.

“Algo que tenemos que destacar de Néstor Kirchner es el espacio que le dio a la militancia juvenil. Nos sentimos muy queridos, que nos dio un lugar muy importante, nos duele más allá de nuestra situación de trabajadores. Pero eso nos lleva a asumir una enorme responsabilidad para poder consolidarnos como espacio de juventud y poder acompañar con más fuerza la gestión de Cristina que nos va a necesitar. Vamos a estar ahí: bancando. Hasta que ella lo decida, hasta que termine su mandato y si quiere seguir también”, agregó Facundo Moyano, de la Juventud Sindical, cerca de la Pirámide, con la noche a la intemperie encima.

¿Y por qué tanto? Las remeras dicen “Kirchner vuelve”, y dicen “¿Qué te pasa Clarín?” Mitifican el liderazgo y festejan la rebeldía. Como sea, los chicos llenaron la plaza. Hicieron la gran travesía hasta dejar su grito de aliento frente a Cristina Fernández, la presidenta que ayer tenía la mano apretujada por la mano de Máximo, otro jugador de las divisiones inferiores, el creador de La Cámpora, tan parecido, tan santacruceño como el culpable de todo.

Por Rodolfo González Arzac - Publicado el 29 de Octubre de 2010

ACÁ NO SE RINDE NADIE



Mientras un pueblo llora, los dueños del poder y del dinero afinan sus garras para dar el zarpazo. Murmuran, ríen, se frotan las manos, porque suponen que muerto el perro se acabó la rabia. ¿Muerto Kirchner se acabó el proceso? Ni lo sueñen. Lo que la sociedad consiguió con el kirchnerismo es un piso irrenunciable. Queremos un país mejor. No uno peor. Somos más que ellos.
 
Me subleva el regodeo del establishment cuando millones nos recogemos en el dolor. ¿Qué van a gritar ahora los que siempre conspiraron contra el gobierno que hizo bajar el cuadro de Videla de Campo de Mayo? ¿“Viva la ‘muerte súbita’”? Se los advierte satisfechos con esta ayudita de la biología, de último momento. ¿Habrán brindado, una vez conocida la noticia, con un Lagarto Merlot de bodega “Cobos”? Que las acciones de las empresas argentinas subieran en la Bolsa de los Estados Unidos es un insulto al duelo general. Esperaban esta muerte. La festejan. ¿Se acuerdan de la columna de Joaquín Morales Solá, publicada el 13 de septiembre en La Nación? Estaba excitado Joaquín, por aquellos días. Muy excitado, porque comenzaba a dibujarse en el horizonte político “la finitud kirchnerista”, luego del último incidente arterial del ex presidente: “¿Qué le pasaba en su alma o en su cuerpo para meterse en batallas perdidas de antemano o para levantar, en arrolladores ataques de ira, a más enemigos de los que ya tiene?” Lo escribió así Morales Solá, matándolo en la víspera, eligiendo un tiempo verbal inadecuado, después de criticarlo por los “ataques” a Clarín, Fibertel y Papel Prensa, que es lo único que le preocupa.

Igual tono de triunfalismo, disimulado en un falso análisis sobre cuestiones de Estado, tuvo el editorial de Rosendo Fraga, publicado ayer en la edición online de La Nación, a las 11:17, cuando el cadáver de Kirchner aún estaba tibio en la Patagonia. El ex secretario privado del dictador Viola –eso es Rosendo Fraga– aconsejó a Cristina: “Tiene la oportunidad de modificar, rectificar, corregir, cambiar una serie de aspectos, estilos, orientaciones y políticas impuestas por su marido.” Y, sin dejarla siquiera llorar a su marido, entre coronas de palabras y paladas de urgentes sepultureros, agregó: “Ella ahora puede adoptar algunas decisiones que se reclaman, como tomar distancia de Hugo Moyano y terminar con su influencia.” Son voraces. No hay duelo ni tiempo para el consuelo en sus reclamos. Hay exigencia, amenaza, ultimátum hacia la representante del gobierno de la democracia.

Dos horas después, también en la edición online del diario de los Mitre y Saguier, el analista Carlos Pagni escribió: “La comparación es inexorable. Hay un líder omnipotente que ha muerto y una viuda al frente del Estado: Perón e Isabel, Kirchner y Cristina.”

¿Se puede adivinar lo que se viene detrás de estas amenazas públicas? ¿Estamos preparados? Es la pregunta que me ronda desde que comencé a escribir este editorial póstumo. Todavía no me recupero del asesinato de Mariano Ferreyra. Y ahora, esto.
Perdonen el juego de palabras, pero me sale decir que nada de lo escrito por Morales Solá, Rosendo Fraga y Pagni está definitivamente escrito. Ningún destino lo está. Mucho menos el nuestro. Los deseos de unos pocos no definen los pasos ni el ritmo de las mayorías.

Néstor Kirchner murió. La noticia es inapelable. Pasarán varios días hasta que salgamos de esta conmoción. Serán jornadas cargadas de violenta melancolía, de la que ni yo mismo voy a sustraerme. Sin embargo, un titulo posible para esta noticia inesperada podría ser “Murió un hombre, pero el proceso está vivo”. Porque lo que como sociedad venimos construyendo de 2001 para acá incluye al kirchnerismo pero, estoy convencido, también lo excede, y mucho de esto tiene que ver con sus virtudes y no con sus falencias, demonizadas hasta el hartazgo por los medios hegemónicos. ¿O acaso la mejor agenda política kirchnerista no es la que surge cuando toma la agenda social y la instala desde la cima del Estado?

Es indudable. Sin Néstor Kirchner habría sido más difícil. Sin Cristina Kirch-ner, casi imposible llegar hasta donde llegamos. Ellos son el puente entre la podredumbre de lo viejo que se desmorona y lo nuevo que estamos construyendo entre todos. Es tiempo de definir si el “modelo” –o como quiera que se llame esta Nueva Argentina que vivimos– es fruto del voluntarismo de dos personas, o si, por el contrario, es un anhelo anclado en los sueños de millones que quieren patria para todos o para nadie.

Mientras un pueblo llora, los dueños del poder y del dinero afilan sus garras para dar el zarpazo. Murmuran, ríen, se frotan las manos, porque suponen que muerto el perro se acabó la rabia. ¿Muerto Kirchner se acabó el proceso? Ni lo sueñen. Lo que la sociedad consiguió con el kirchnerismo es un piso irrenunciable. Queremos un país mejor. No uno peor. Somos más que ellos. El viento de la justicia sopla a nuestro favor. Somos más: los que no queremos que el FMI nos diga cómo manejar nuestra economía, los que vemos en las Madres y Abuelas un ejemplo de coraje y dignidad, los que saludamos que en el país haya paritarias, los que apoyamos el sistema solidario de jubilaciones, los que estamos orgullosos de la Asignación Universal por Hijo, los que pensamos que el trabajo es el mejor organizador social, los que estamos felices con la repatriación de científicos, los que no nos arrodillamos ante la mirada “empresariocéntrica” que deja a la mitad del pueblo fuera de los estándares mínimos de supervivencia, los que creemos que el Estado está a la izquierda del mercado, los que bancamos el matrimonio igualitario, los que impulsamos el reparto de las ganancias, los que peleamos por la democracia informativa y contra los monopolios, los que exigimos juicio y castigo a los genocidas.
Perdonen estas palabras sinceras pero arrebatadas, escritas a las cinco de la tarde, después de escuchar a Moyano diciendo que en el corazón de los trabajadores están “Perón, Evita y Kirchner”, con el Salón Felipe Vallese de la CGT colmado. Yo debería ser más reflexivo, menos apasionado. Pero entonces no sería yo, sería otro. Y no, soy esto, un periodista del montón que un día decidió salirse de la manada del periodismo independiente para fundar un diario como Tiempo Argentino, donde poder decir las cosas que se me antoja decir. Me llevé a marzo  cinismo. Y no saben lo feliz que estoy.
Para mí no es lo mismo que la ESMA ya no sea de los marinos. Ni es igual que un presidente se haya abrazado a los pañuelos. Todavía creo que la política sirve para cambiar algo.

Y creo, por sobre todo, que cuando Magnetto, Techint y la Bolsa festejan, hay que empezar a coserse los bolsillos.

Salvo, claro, que decidamos ponernos de pie. Como cuando gozamos la fiesta del Bicentenario y le dijimos a ese otro país, chiquito y mezquino, que después de tanto relato catastrófico no iban a poder arrebatarnos la alegría.

No se equivoquen. Somos millones los que pensamos así.

Y acá no se rinde nadie

Publicado el 28 de Octubre de 2010 -Por Roberto Caballero-Director Tiempo Atgentino

miércoles, 27 de octubre de 2010

¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE NESTOR!

Hoy falleció el ex Presidente de la Nación Argentina y Secretario de la Unasur el compañero Nestor Kirchner. Nuestro dolor y compromiso militante para con el compañero y con su proyecto y lucha por una Argentina más equitativa, con distribuciòn de las riquezas y mayor calidad institucional.

Coincidimos con los dichos  "Nuestro país lo necesitaba tanto a este hombre. Se fue alguien indispensable", dijo la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto.
Seguiremos con el compromiso de apoyar a su compañera y nuestra compañera y Presidente Cristina Fernandez de Kirchner.

Nestor, volveras y seras el pais que soñaste, lucharemos para que asi sea.

Corriente Politica y Social German Abdala

sábado, 16 de octubre de 2010

82 por ciento: Móvil de extrañas convergencias


El país | Sábado, 16 de octubre de 2010
OPINION
Por Hugo Yasky *
Bertolt Brecht decía que “en tiempos de desorden, de confusión organizada, de arbitrariedad consciente, nada debe parecer natural”.
El domingo pasado, el presidente de Ecuador hacía alusión a la extraña convergencia en el asedio al hospital del que finalmente fuera rescatado, entre policías golpistas adiestrados por la CIA, patrullas perdidas de la izquierda y exponentes de las clases altas quiteñas.
No pude dejar de pensar en otra extraña convergencia, la del acto frente al Monumento de los Españoles durante el conflicto por la 125.
El miércoles, un titulo de Clarín digital nos puso ante una nueva y extraña convergencia: “Barrionuevo, Venegas y la CTA marchan al Congreso para apoyar la sanción del ’82 por ciento”. Luis Barrionuevo, que en los ’90 defendió la privatización del sistema jubilatorio, con Venegas, que representa a trabajadores rurales, en los que la informalidad supera el 90 por ciento. Ambos personajes –informaba Clarín– coincidían con Víctor De Gennaro y Carlos Chile, en el apoyo a la aprobación del proyecto de ley fogoneado por el Grupo A. Extraña convergencia. El Grupo A integrado casi en su totalidad por quienes denunciaban la reestatización del sistema jubilatorio como una medida atentatoria contra la seguridad jurídica reclamada por los grupos empresarios.
Un inadvertido podría pensar que “es natural que confluyan estos tipos detrás de una causa loable como la de los jubilados”. Sin embargo, cuando algunos trabajan para organizar la confusión lo mejor es no aceptar como natural lo que se sabe que no lo es.
En primer lugar hay que consignar que si hoy la Argentina tiene el sistema previsional más igualitario de América latina, con la tasa de cobertura más alta de la historia, es porque los fondos ya no están en los paraísos fiscales sino que fueron recuperados para el sector público. Y éste no es un dato menor, porque con las cuentas en las Islas Caimán la movilidad jubilatoria era igual a cero. Este es el drama que hoy afrontan diez naciones de América latina que, tal como sucedió aquí, fueron empujadas por el FMI y sus socios locales a seguir el “exitoso” modelo chileno. La creación del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) fue una conquista social de la lucha de la clase trabajadora que posibilitó volver a tener un régimen solidario financiado a través de la transferencia intergeneracional. Los que hoy hablan con tono plañidero de “la plata de los jubilados” prefieren olvidarse de este pequeño detalle. ¿Por qué?
Cuando hace más de un año impulsamos desde la CTA elevar la jubilación básica llevándola al 82 por ciento del salario mínimo vital y móvil, propusimos como fuente de recursos la restitución de los aportes patronales que representaba en ese momento una cifra cercana a los 20 mil millones de pesos, lo cual garantizaba la sustentabilidad del incremento de los haberes jubilatorios. Jamás fuimos convocados por ninguno de los legisladores que ahora terminaron votando una movilidad que no prevé cómo financiarla. ¿Se puede ser tan inocente como para creer que algo tan simple y evidente como la restitución de las contribuciones patronales se les pueda haber pasado por alto? ¿O es que contra los empresarios cuyos intereses representan, como lo demostraran con la Resolución 125, no están dispuestos a votar ni leyes de fogueo como éstas?
El investigador Damián Panigo (Conicet-Instituto Ceil-Piette) desnuda en una investigación sobre la ley un costado que descascara el contenido supuestamente progresista que algunos pretenden atribuirle. Al analizar los efectos que tendrían los artículos 5, 6 y 7 (ajustes Elif, Sánchez y Badaro, respectivamente) demuestra que la mayor inversión de recursos estará dirigida a incrementar las jubilaciones más altas, impulsando hacia arriba los haberes jubilatorios de los sectores con mayores ingresos, reproduciendo entre los pasivos la misma brecha de la de-sigualdad que se da entre los activos.
De esta manera esta ley retoma la vieja tradición conservadora que marcó el inicio del sistema jubilatorio argentino desde principios de siglo hasta la llegada del peronismo en 1945. En una investigación de Cifra se señala que hacia fines de los años treinta se terminó de consolidar un sistema jubilatorio “que se regía por la lógica de la capitalización individual”. Es decir, a altos salarios correspondían altas jubilaciones; a bajos salarios, bajas jubilaciones y a quienes no aportaban por su condición de semiesclavitud, la nada. A partir de 1944, con Perón en la Secretaría de Trabajo, se dio un primer cambio importante, con la extensión de la cobertura al conjunto de los trabajadores. Pero recién a fines del segundo gobierno peronista, con la sanción de la Ley 14.370 en 1954, se produjo un cambio revolucionario estableciéndose la lógica de reparto solidario como principio rector del régimen jubilatorio, dejando atrás el sistema de capitalización individual acuñado durante el período conservador. El elemento más progresivo del cambio consistió en que “los trabajadores con ingresos bajos y medios obtendrían tasas de sustitución del salario mucho más altas que las de los trabajadores de mayores ingresos. Es decir, los trabajadores de menores salarios percibirían un beneficio jubilatorio superior al que les correspondería por la magnitud de sus aportes al sistema”.
En la evolución de la línea histórica recorrida por el sistema jubilatorio argentino, la ley aprobada significa un retroceso que nos ubica nuevamente en la concepción conservadora individual-no solidaria, de reproducir entre los pasivos la misma desigualdad que entre los activos. Esto nos pone en el camino de regreso hacia la capitalización individual.
Así, la ley que se votó, en primer lugar, no resuelve nada, ya que no avanza en el principio distributivo de sacarles a los que más tienen para darles a los que menos tienen. En segundo lugar, relativiza la verdadera urgencia social –en esto se pone a la par del Gobierno– que es elevar la jubilación básica de apenas $1046 que hoy cobra cerca del 75 por ciento de los pasivos del país. Y en tercer lugar, es regresiva en tanto significaría volver al esquema de jubilaciones de privilegio para pocos y jubilaciones pobres para todos los demás.
Visto desde esta perspectiva, queda claro por qué quienes fueron parte de la privatización del sistema y quienes después se opusieron a la recuperación del sistema público de reparto solidario votaron esta ley, en un acto de especulación política pero no de incoherencia con su ideología. Lo que no queda claro es qué hacen entremezclados con ellos los que supieron luchar desde la orilla opuesta, cuando no hace mucho reivindicábamos el papel del Estado para asegurar derechos ciudadanos de carácter universal como principal estrategia de la lucha contra la desigualdad.
* Secretario general de la CTA.

domingo, 19 de septiembre de 2010

HUGO YASKY Y EDUARDO BASUALDO HABLAN DE LA ECONOMIA ARGENTINA DE LA POSCONVERTIBILIDAD


“Identificar los intereses en disputa”
La demanda de los dirigentes del interior por identificar los intereses detrás del conflicto por las retenciones a la soja le dio origen a Cifra, centro de investigación de la CTA. Su coordinador y el titular de la Central hablan sobre su primer libro.
Yasky: “Nos encontramos con que la propia CTA tenía compañeros fogoneando el apoyo a los ruralistas”.
El conflicto por las retenciones a las exportaciones agrícolas de 2008, “la guerra de la soja” como la recuerdan muchos, provocó diversas transformaciones en la sociedad y en el ambiente político nacional. Una de ellas fue el surgimiento de un nuevo equipo de análisis y estudios económicos, en el seno de la Central de Trabajadores Argentinos, para dar respuesta a la demanda de dirigentes y militantes del interior de herramientas para aquella disputa. Hugo Yasky, secretario general de la CTA, recurrió a Eduardo Basualdo, economista e investigador de Flacso, para formar un grupo que “echara luz” sobre los intereses que había detrás de un sector que disputaba la hegemonía en el bloque dominante pero que, curiosamente, despertaba la adhesión de sectores medios en la ciudad y en el campo, e incluso alguna proximidad con referentes de la propia CTA. De aquella inquietud inicial surgió el Centro de Investigación y Formación de la República Argentina, Cifra, que forma parte institucional de CTA pero reconoce marcadas diferencias de lectura de la realidad respecto del IDEF, el Instituto de Estudios y Formación que orienta el economista y hoy diputado nacional Claudio Lozano, nacido también del seno de la CTA. Con Yasky, Basualdo y su equipo de investigadores conversó Página/12 sobre esta trayectoria y el primer libro de Cifra, La economía argentina de la posconvertibilidad, que presentarán este martes en el Centro Cultural de la Cooperación junto a Horacio Verbitsky.
–¿Cómo definiría el surgimiento de Cifra, tomando en cuenta que la CTA ya cuenta con un instituto de estudios, el IDEF?
Eduardo Basualdo: –Cifra recoge una experiencia relevante, las mejores tradiciones de la CTA, que fue absolutamente innovadora en su momento. Fue la primera central sindical en Argentina en incorporar la discusión técnico política como parte constitutiva de su acción y pensamiento. Ese fue el aporte del Instituto de Estudios y Formación (IDEF) en los ’90. Es lo que pretendemos que ocurra con Cifra, que expresa la línea de la CTA que es mayoritaria. En ese sentido, continúa esa línea de acción. Antes el IDEF estaba directamente vinculado con la CTA, hoy es parte de una expresión política partidaria (Proyecto Sur). Lo novedoso de Cifra es, justamente, que expresa una forma distinta de procesamiento. Cada trabajo se discute antes de su versión final, dentro de una misma corriente de pensamiento, pero recogiendo la opinión de todas las organizaciones que la componen. Esto nos acerca más a encontrar una síntesis entre teoría y práctica y fortalece el aporte a la construcción.
–¿En qué punto de ese proceso ubica la salida del libro sobre “la economía argentina de la posconvertibilidad”?
E. B.: –El libro representa el reprocesamiento de diversos informes elaborados a lo largo de poco más de un año. Cifra nace a mediados de 2009. No es una colección de trabajos, sino una publicación articulada, cuyo núcleo es un análisis del recorrido de la economía argentina en estos últimos años, fundamentalmente en cómo afectó a la clase trabajadora. Partimos de la crisis 2001/2002 e intentamos una mirada sobre los aportes y deficiencias, sobre todo en los dos últimos gobiernos. Se trató de individualizar los temas relevantes, fundamentalmente las respuestas frente a la crisis mundial. Y las definiciones que hacen a fenómenos más estructurales, como la concentración y extranjerización económica, el crucial aporte de los últimos años a la movilidad jubilatoria y a la universalización de la asignación por hijo, las transformaciones estructurales en el agro pampeano y el impacto del nuevo patrón de crecimiento sobre el mercado de trabajo.
–¿Cómo surgió la necesidad de la conducción de la CTA de convocar a un nuevo equipo de economistas?
Hugo Yasky: –En medio de los vientos huracanados del debate de la resolución 125 por las retenciones agrícolas, con Eduardo (Basualdo) nos planteamos la necesidad de constituir un centro de investigación que echara luz sobre cuestiones complejas, que nos permitiera analizar los intereses en disputa y proyectar esos análisis en la formación de cuadros de la Central en todo el país. El conflicto traspasó los límites de un reclamo corporativo y se transformó en una disputa por la hegemonía del bloque dominante. Pero a la vez, intentaba encolumnar detrás suyo a parte de la ciudadanía contra lo que denominaban el intervencionismo estatal.
–Hubo un alineamiento llamativo de sectores que terminaron jugando a favor de la Sociedad Rural y contra el Gobierno.
H. Y.: –Había una interrelación social muy intensa en todo ese debate que se abría, y nos encontramos con que la propia CTA tenía compañeros fogoneando el apoyo a los ruralistas. La necesidad de entender los intereses en disputa y todo lo que estaba en juego provocó una explosión de demanda desde el interior, para que los compañeros más capacitados fueran a brindar elementos para el debate. Decidimos recurrir a economistas que nos permitieran analizar el fenómeno desde una perspectiva decididamente comprometida con los intereses de clase que, como CTA, defendemos. Así empezamos, primero con Eduardo y con Nicolás Arceo, que ya venían trabajando con nosotros. Después se fueron incorporando otros compañeros.
E. B.: –Fue importante el aporte de otros institutos, como el Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino (Cenda), la carrera de Economía de la Universidad Nacional de General Sarmiento, el área de investigación de Flacso, y los distintos sindicatos que fueron sumando su colaboración.
H. Y.: –Detrás de este esfuerzo está el sueño de impulsar y sostener la producción de una usina intelectual de pensamiento comprometido con la construcción de un proyecto transformador y emancipatorio.
Por Raúl Dellatorre

LAS DOS JUVENTUDES DEL KIRCHNERISMO


Escribí en Página/12 dos notas sobre la relación entre kirchnerismo y juventud. En la primera analizaba el impacto subjetivo de los tres grandes líderes progresistas del período pos-autoritario en quienes se formaron políticamente en los momentos más brillantes de cada ciclo: la influencia que aún conserva el alfonsinismo en los que hoy rondan los 40 y los recuerdos tal vez excesivamente dulces del chachismo en quienes hoy andamos por los 30. Allí señalaba que el kirchnerismo, de tanto setentismo, estaba descuidando el efecto que estaba produciendo en los jóvenes de 20.
La segunda nota identificaba a las dos juventudes que conviven en la Argentina de hoy. La de clase media, compuesta por chicos que estudian muchos años, se emancipan tardíamente y se casan pasados los 30, tienen hijos tarde y pocos. Por otro lado, los jóvenes de los sectores más pobres, que desarrollan un ciclo de vida corto, donde todas las etapas se aceleran: el paso de la niñez a la vida adulta es veloz por la necesidad de generar prontamente un ingreso, la emancipación es temprana, los hijos llegan rápido y de a muchos, y la muerte los alcanza más jóvenes, como resultado de los déficit alimentarios y sanitarios.
Retomo algunas de estas ideas y agrego otras, a la luz de las tres noticias de la semana protagonizadas por los jóvenes: la toma de escuelas porteñas, la masiva marcha por La Noche de los Lápices y el acto de la juventud peronista en el Luna Park. Una idea, eje del discurso de Cristina, permite articular las tres noticias. La Presidenta habló de dos juventudes, la de los ’70 y la de ahora, y dijo ver en los jóvenes de hoy las caras de sus compañeros de militancia, estableciendo una continuidad histórica interesante pero que merece una puesta en cuestión. No para invalidar la conexión, sino para matizarla con algunas observaciones.
Señalemos primero las diferencias entre la militancia de los ’70 y la actual, más visible en las tomas de las escuelas y en la marcha del viernes que en el Luna Park. Sergio Balardini, que lleva años investigando el tema, recomienda dejar de lado la imagen estereotipada de una juventud apática para entender mejor la forma que adquiere hoy el vínculo de los jóvenes con la política. En “¿Qué hay de nuevo, viejo? Una mirada sobre los cambios en la participación política juvenil” (Nueva Sociedad, 200), Balardini identifica algunas diferencias básicas. Los motivos que disparan las movilizaciones juveniles son más variados y novedosos: ya no hay una monocausa (el cambio social radical por vía revolucionaria), sino una variedad: la defensa del medio ambiente, los derechos humanos, los derechos sexuales y reproductivos, el apoyo a los reclamos indígenas.
La militancia juvenil actual, sostiene Balardini, tiende a priorizar la acción inmediata, orientada a la resolución pronta y efectiva de problemas. Y aunque este tipo de acciones pueden articularse con una solución de largo plazo, en general se rechaza la idea de que deban sostenerse en un futuro no evidente. Hoy se observa una búsqueda de eficacia en relación con el esfuerzo que se realiza. “Leída desde los ’70, esto implicaría diluir la táctica en la estrategia, el objetivo y los fines últimos. Sin embargo, como decía Freud, ‘a veces un puro es solamente un puro’: tomar una escuela es exigir que se arreglen sus techos ya y no un momento de acumulación en el camino hacia un futuro de revolución”, sostiene Balardini.
Las implicancias de estas mutaciones son múltiples. Los jóvenes de hoy priorizan el “saldo resolutivo” por sobre el “saldo organizativo” (la construcción del partido, por ejemplo) a través de armados de tipo horizontal que revelan una falta de confianza en los mecanismos clásicos de representación (partidos o sindicatos). El diálogo cara a cara es considerado fundamental en el marco de un amplio menú de opciones organizativas, que van de los movimientos sociales y los proyectos socioculturales a los partidos.
Otro aspecto interesante es el de la alegría. El autor intuye que la política tenía en los ’70 una fuerte dimensión trágica, como si sólo pudiera tramitarse –o mejor: como si sólo fuera moralmente válida– en la medida en que implicara algún tipo de sufrimiento; como si la militancia y la alegría fueran incompatibles y la política tuviera que asumir necesariamente un tono grave. Hoy las cosas han cambiado y la política incluye un componente expresivo-comunicativo, una dimensión lúdica que convive con la responsabilidad y el esfuerzo: el paradigma de la militancia es reemplazado por el de la participación.
Todos estos rasgos se vieron en las tomas de escuelas protagonizadas por los estudiantes de la Capital y en la marcha por La Noche de los Lápices. ¿Y en el Luna Park? Probablemente haya sido la más importante movilización juvenil desde comienzos de los ’80. El alfonsinismo tuvo bastante de movimiento juvenil, con una expresión intrapartidaria poderosa (la Junta Coordinadora) y un brazo universitario poderosísimo (la Franja Morada, que durante un par de décadas hegemonizó la política universitaria y que funcionó como cantera de dirigentes). Los tiempos han cambiado, los partidos ya no son lo que eran y las universidades se encuentran bajo el control de la izquierda. Sin embargo, el fenómeno de la militancia juvenil kirchnerista se encuentra en pleno crecimiento y no se explica sólo por los recursos del Estado.
La Presidenta les habló a los jóvenes, citó el buen discurso de Alfredo Larroque, titular de La Cámpora, e insistió con la continuidad entre las juventudes de los ’70 y la actual. Cristina dijo “cuadros”, aunque a la mayoría de los jóvenes la palabra seguramente les remita a su primera acepción –obra de arte– más que a personas políticamente formadas. Entonces ¿cómo hablarles a los jóvenes? La cuestión ronda al kirchnerismo.
No se trata de impostar un discurso ni un lenguaje sino de buscar la forma de tender un puente entre generaciones. El kirchnerismo lleva las marcas de su generación y sería absurdo exigirle que se las sacuda. Es setentista en su forma de gobernar y en su estilo de gestión: la voluntad política (o el voluntarismo) expande los espacios de lo posible y le permite recuperarse de situaciones que todos daban por perdidas (la ley de medios impulsada tras la derrota electoral es un buen ejemplo), pero al costo de una afianzada lógica de amigo-enemigo. Y es setentista en un sentido más abstracto pero no menos real: la necesidad de pintar de un tono épico decisiones que en el fondo no dejan de ser reformistas (a veces muy reformistas) en una confusión que es tanto oficialista como opositora (o quizá que es más opositora que oficialista): Kirchner se obstina en presentar algunos gestos como gestas y la oposición insiste con que se trata de un autoritarismo totalizante, aunque en realidad estemos ante un gobierno que ni en sus momentos más duros se ha salido de los límites.
¿Cómo les habla el kirchnerismo a los jóvenes de hoy? La juventud establece una relación con la política menos trágica, más horizontal y enfocada a fines concretos, más variada e intermitente. Y si la juventud de los ’70 estaba marcada por el choque entre generaciones, con un fuerte componente antipadres, la de hoy es una juventud que negocia con el mundo adulto y que a veces incluso lo lidera: los padres que acompañan a los jóvenes estudiantes secundarios en las tomas de los colegios son un ejemplo clarísimo. No se ve esa necesidad de establecer hiatos históricos tan fuertes como condición para su autoafirmación, lo que quizás ayude a generar una relación más inteligente, menos dolida, con el pasado.
Sin caer en psicoanálisis de revista femenina, señalemos que el diálogo intergeneracional es bueno y que los nuevos pactos familiares permiten una mejor convivencia, más a tono con los tiempos democráticos, entre jóvenes y adultos, pero agreguemos que esto también puede ser un problema. Matar (simbólicamente) a los padres es algo que todo joven debe hacer, porque es la condición necesaria para pegar el salto a la adultez: Freud lo escribió en Totem y tabú y Jim Morrison lo canta en “The end”: “Father/ Yes son?/ I want to kill you/ Mother, I want to... fuck you”.
¿Negociar con los adultos o enfrentarse? ¿Participar de la vida pública o replegarse a lo privado? ¿Dejar que la madre te planche la camisa o mudarse a un monoambiente sin luz? No debe ser fácil ser joven en la Argentina de hoy. Los círculos de militantes kirchneristas, cuantitativamente minoritarios pero cualitativamente importantes, son un fenómeno nuevo, inédito desde el primer alfonsinismo. La mayoría pertenece a la juventud de clase media: hay en la primera línea de La Cámpora una clara sobrepresentación de ex alumnos del Buenos Aires (que la primera conducción de Montoneros también estuviera hegemonizada por jóvenes de El Colegio abre un campo de comparación sugerente). En el acto en el Luna Park, el kirchnerismo les habló a los jóvenes militantes. ¿Les habrá hablado también a los que toman los colegios?
Por José Natanson