LA ABANDERADA DE LOS HUMILDES

LA ABANDERADA DE LOS HUMILDES
POR SIEMPRE EVITA!!!

martes, 9 de noviembre de 2010

EL INFIERNO ES POCO


MASSERA FUE UNA MAQUINA DE MATAR DENTRO DE OTRA MAQUINA DE MATAR

Murió el Mengele de la última dictadura
Los resultados del régimen tiránico que gobernó entre 1976 y 1983 también le pertenecen: fragmentación social, destrucción productiva y masacre. Pero Massera, además, quiso trascender. Aquí se cuenta cómo.
  
 Por Martín Granovsky

Dijo que solo estaba seguro de una cosa: “De que cuando la crónica se vaya desvaneciendo porque la historia se vaya haciendo más nítida, mis hijos y mis nietos pronunciarán con orgullo el apellido que les he dejado”. Así quiso defenderse hace 25 años Emilio Eduardo Massera en el Juicio a las Juntas. Terminó condenado a cadena perpetua y destituido por homicidio agravado, privación ilegítima de la libertad, tormentos y robos. Nacido en Entre Ríos hace 85 años, el ex almirante murió ayer en Buenos Aires mientras aún era procesado por nuevos cargos. La historia, contra lo que quería, fue haciéndose más nítida.

El indulto de Carlos Saúl Menem lo dejó sin la perpetua en 1990. Recobró la libertad y volvió a quedar privado de ella cuando en 1998 fue procesado por robo de bebés. Las leyes de Punto Final y Obediencia Debida impulsadas por Raúl Alfonsín –el mismo presidente que terminó en la Argentina con el ciclo de amnistías al anular la autoamnistía militar y pedir el procesamiento de las juntas– no beneficiaron a los ex comandantes pero sí a los jefes intermedios como Jorge Acosta, Alfredo Astiz, Juan Carlos Rolón, Jorge Perrén y Antonio Pernías.

Massera podría haber muerto ayer sin condena alguna, pero el 31 de agosto último la Corte Suprema de Justicia confirmó sentencias de tribunales inferiores que habían fallado sobre la inconstitucionalidad del perdón de Menem. Si el indulto no se ajustaba a la Constitución, entonces quedaba en pie la condena original del 9 de diciembre de 1985.

Dijo la Corte que según el Derecho Internacional debe computarse “la obligación del Estado Argentino no sólo de investigar sino también de castigar los delitos aberrantes, deber que no podía estar sujeto a excepciones”. El indulto a procesados no se ajusta a Derecho porque quitaría el deber internacional de investigar. En cuanto al indulto a condenados, como el caso de Massera, según la Corte implicaría escapar de la obligación de castigar cuando los órganos judiciales de un Estado hallaron las pruebas suficientes como para fallar.

La máquina de matar
Impetuoso, seductor, mujeriego, capaz de imaginar alianzas con el socialismo europeo o de buscar la cooptación de dirigentes montoneros, Massera fue una máquina de matar y hacer política dentro de otra máquina de matar y hacer política como fue el Proceso de Reorganización Nacional que tomó el poder el 24 de marzo de 1976.

Los estudiosos no se ponen de acuerdo sobre si la máquina mayor, la del Proceso, se propuso intencionalmente los resultados que alcanzó: masacre, fragmentación social, desindustrialización y perjuicio para la agricultura, financierización, caída de la participación de los trabajadores en la renta nacional y de su poder de negociación en la puja por la distribución de esa renta.

En un estudio escrito en caliente, en 1979, el economista Adolfo Canitrot habló de un gigantesco proceso de disciplinamiento social.

Más allá de las intenciones o de un plan escrito, la transformación social de la Argentina habla por sí misma.

¿Cuál es el fenómeno que representa Massera? Quizás que, en su caso, no hay dudas de que, en paralelo a la marcha de la dictadura, él sí era parte de un plan político explícito e intencional.

Tan burócrata de la muerte como Jorge Videla u Orlando Ramón Agosti, sus compañeros de la primera junta de la dictadura, el entonces Almirante Cero, como lo llamaban las patotas de la Escuela de Mecánica de la Armada y lo subrayó el periodista Claudio Uriarte, que tituló de ese modo la biografía de Massera, el entonces jefe de la Marina quiso añadir un valor extra. Procuró su proyección como dirigente político a partir de la dictadura y, además, en medio de ella.

Venía haciendo méritos para ello. Joven oficial antiperonista antes del golpe de 1955, veinte años después llegó a hacerse un interlocutor confiable de Isabel Martínez de Perón, presidenta por muerte de su marido Juan Domingo Perón el 1ª de julio de 1974. A esa altura ya había anudado el centro de su pertenencia en un circuito clave del poder a escala mundial: la organización fascista Propaganda Dos, que buscó infiltrarse en la masonería italiana, y terminó repudiada por ella, y consiguió el manejo de porciones importantes de decisión en el Vaticano, la Justicia italiana, los servicios de inteligencia y las finanzas negras. Los dos puntos de apoyo de Propaganda Dos fuera de Italia estaban en Brasil y en la Argentina.

Ayer a la tarde, recién enterado de la noticia, el sobreviviente de la ESMA Víctor Basterra repitió otra vez su increíble relato que prueba que nada de lo anterior es una fábula. Basterra, sometido a tormentos y trabajo esclavo en la ESMA, contó que fue forzado a realizar cuatro pasaportes falsos para Licio Gelli. Gelli era uno de los jefes de la P-Due. Condecorado por Perón en la Argentina a pedido del entonces canciller Alberto Vignes, en 1973, Gelli fue la garantía de continuidad para que estructuras de poder mafioso edificadas a fines del gobierno de Isabel pudieran seguir vigentes en el régimen que comenzó en 1976. Y el garante del garante se llamó, en la Argentina, Emilio Eduardo Massera.

Basterra contó ayer su dolor por el hecho de que Massera no muriera en prisión común y que hubiese muerto sin una sola condena por robo de bebés, entre otros cargos que aún afrontaba. También relató por qué en un momento de su esclavitud decidió juntar pruebas. “A mí ya me dejaban salir y yo sabía cómo violarles algunos encriptados, así que me fue llevando elementos valiosos”, dijo. Contó Basterra que lo decidió porque en un momento sus compañeros le dijeron: “Estos tipos no se la van a llevar de arriba”.

La ESMA fue uno de los tres grandes campos de concentración de la Argentina y el más grande controlado por la Armada. Los otros dos estaban bajo el mando directo del Ejército: La Perla en Córdoba y la sede de Institutos Militares en Campo de Mayo.

Las tres fuerzas construyeron sus formas propias de relación con sectores civiles, y tanto investigadores como militantes políticos y dirigentes de derechos humanos hablan cada vez más de “gobierno cívico-militar” para referirse al régimen que gobernó entre 1976 y 1983. La historia de ese régimen no se ajustaría a los hechos si el supuesto pintoresquismo de Massera y su personalidad opacaran la urdidumbre de poder que incluyó desde relaciones con grandes empresarios a dirigentes del peronismo, el radicalismo, el socialismo democrático y el comunismo, en este caso por decisión propia e impulso de la propia Unión Soviética.

El proyecto
La peculiaridad de la construcción de Massera se apoyó en algunos rasgos específicos.

Intentó la edificación de un masserismo que, obviamente, lo contara como líder.

Igual que los demás comandantes, se acercó a dirigentes sindicales mientras el aparato represivo terminaba con los delegados de fábrica, los dirigentes intermedios y escarmentaba en la desaparición de Oscar Smith el primer desafío de los trabajadores a la dictadura. Pero en su caso no fue sólo un cálculo de contención de protestas obreras sino además el intento de una articulación para el futuro.

Buscó consolidar una fuerza propia, el Partido para la Democracia Social.

Como un Josef Mengele de la política, trató de erigir un laboratorio. Quería que mediante el terror, la negociación, la perversión y el aprovechamiento del humanísimo instinto de supervivencia fuese posible, primero, la absorción de conocimientos sobre qué pensaba la guerrilla montonera y, luego, la conversión de algunos de sus cuadros en cuadros propios. Sin embargo, no lo consiguió. Salvo dos o tres casos, los cautivos de la ESMA sometidos a servidumbre no se convirtieron en miembros de la inteligencia de la patota y, cuando cada uno vio llegado el momento, cada sobreviviente se transformó en un testimonio que contribuyó a que la sociedad conociera qué había ocurrido, quiénes habían sido los lugartenientes del Almirante Cero y cómo funcionaba por dentro la máquina de matar.

En la distribución militar de roles la Armada de Massera no obtuvo el ansiado Ministerio de Economía, que el Ejército se reservó hasta garantizar un tándem entre Videla y Martínez de Hoz. Massera consiguió, en cambio, entre otros resortes de poder, el control del Ministerio de Bienestar Social y la Cancillería. Asesinato del general Omar Actis mediante, Bienestar Social quedó articulado con el Ente Autárquico Mundial ’78, a cargo del almirante Alberto Lacoste. La Cancillería funcionó como una prolongación internacional de la ESMA.

Los marinos Oscar Montes y César Guzzetti estuvieron a cargo del Ministerio de Relaciones Exteriores cuando se desplegó el Operativo Cóndor, de colaboración entre las dictaduras de Sudamérica en materia de intercambio de información, de prisioneros y hasta de bebés robados. El número dos, el capitán de navío Gualter Allara, sería contraalmirante de Operaciones Anfibias en el desembarco que llevó a la guerra de Malvinas de 1982. Llegado a la Cancillería con la Revolución Libertadora de 1955, Federico Barttfeld fue el alfil de Massera entre un grupo de diplomáticos de carrera. Fallecido en 2009, Barttfeld pertenecía a la P-Due como Massera, Gelli y el entonces jefe de la represión en la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires, el general Carlos Guillermo Suárez Mason. Cuando el primer embajador de la Junta en Caracas, el radical balbinista Héctor Hidalgo Solá, fue llamado a Buenos Aires y asesinado, Barttfeld ocupó su lugar en Caracas. Allí funcionaba un Centro Piloto como el de París.

Aquella construcción que sumaba política más inteligencia militar es la que explica que vestigios de masserismo aparezcan en la política actual. Terminado el ciclo masserista en la Armada –donde, al revés de su colega de Ejército Roberto Bendini con el retrato de Videla, el almirante Jorge Godoy hizo descolgar el cuadro de Massera sin que Néstor Kirchner tuviera que ordenarle que procediera– cada tanto reaparecen muestras del poder de Massera en órganos del Estado democrático. Sucedió durante el menemismo nada menos que con la Dirección de Migraciones, dirigida por el capitán de navío retirado Aurelio Za Za Martínez. Con el Ministerio de Educación de Mauricio Macri, ocupado por el masserista Abel Parentini Posse. Y con la embajada en Venezuela, que ocupó por designación de Eduardo Duhalde, Carlos Ruckauf, Esteban Caselli y Martín Redrado el embajador de carrera Eduardo Sadous. Como joven diplomático Sadous había sido colaborador de Vignes y después, ya en dictadura, de Gelli cuando éste operaba en Italia desde la embajada argentina en Roma.

Otros cuadros del masserismo terminaron en negocios privados. Fue el caso de Jorge Radice, socio de Rodolfo Galimberti hasta que éste se murió, y el de Ricardo Cavallo, que desarrolló emprendimientos tecnológicos en México hasta que fue extraditado primero a España y finalmente a la Argentina.

Una parte de esos oficiales participó en otra parte del proyecto masserista (aunque, otra vez, no fue privativo de la Marina sino un método compartido por otras fuerzas y jefes) que fue el apoderamiento de bienes de secuestrados. Uno de los casos más resonantes fue Chacras de Coria, propiedad de Victorio Cerutti, obligado a vender sus bienes igual que su abogado, Conrado Gómez. Los dos fueron secuestrados en 1977. En lugar de desvanecerse, la historia cada vez es más nítida.

martin.granovsky@gmail.com

LAS ENCUESTAS MUESTRAN UNA NOTABLE IMAGEN POSITIVA DE LA PRESIDENTA


LAS ENCUESTAS MUESTRAN UNA NOTABLE IMAGEN POSITIVA DE LA PRESIDENTA

Con intención de acompañarla

Tras la muerte de Néstor Kirchner, la entereza de Cristina Fernández se refleja en una aprobación de entre dos tercios y tres cuartos de los consultados. La intención de voto la impondría hoy en primera vuelta, y hay una fuerte revisión de la imagen del ex presidente fallecido.
 Por Raúl Kollmann
La entereza y la forma firme en que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner transitó los primeros días de su gobierno después de la muerte de su esposo se reflejan en forma notoria en las encuestas. Entre un 65 y un 75 por ciento de las personas consultadas --depende qué encuestadora haya hecho el relevamiento-- opina bien o muy bien de la Presidenta. También dos de cada tres personas creen que hay que apoyarla, y de cara a las elecciones de 2011 la intención de voto de Cristina marca una enorme diferencia con los demás candidatos.
Antes de la muerte de Néstor, tanto él como la Presidenta aparecían liderando las encuestas, aunque con una intención de voto que oscilaba entre el 32 y el 36 por ciento. Ahora las posibilidades de la Presidenta de ganar en primera vuelta se incrementaron mucho, al punto que si las elecciones fueran hoy, conseguiría mucho más de lo necesario --45 por ciento de los votos-- para imponerse sin ballottage. Es cierto que buena parte de los encuestadores consideran que hay un efecto producido por la muerte de Néstor, el impacto de la multitud que acompañó su velatorio y una fuerte revisión de las opiniones sobre él. Hoy en día, tres de cada cuatro argentinos tienen una evaluación buena o muy buena del fallecido ex presidente.
Las conclusiones surgen de tres encuestas realizadas por las conocidas consultoras Centro de Opinión Pública (CEOP), que lidera Roberto Bacman; Ricardo Rouvier y Asociados, encabezada por Ricardo Rouvier e Ibarómetro, que conduce Doris Capurro. Las tres empresas realizaron encuestas nacionales, con más de 1100 personas consultadas cada una y respetando las proporciones por edad, sexo y nivel económico social.
En el trabajo de Ibarómetro, un 72 por ciento de los consultados dijo que evalúa como bueno o muy bueno el desempeño de la Presidenta. A conclusiones similares llegan los estudios del CEOP y de Ricardo Rouvier. Pero lo cierto es que la evaluación de la Presidenta ya venía en fuerte crecimiento desde fines del año pasado y, sobre todo, en el primer semestre de 2010. El CEOP, que ahora registra niveles de aprobación del 65 por ciento, publicó en este diario sus datos tanto en octubre como en septiembre. En cambos casos, la Presidenta ya tenía una imagen positiva del 55 por ciento. Es decir que hay un crecimiento esencialmente porque se la percibió muy dolorida por la pérdida de su compañero, pero a la vez con capacidad para retomar rápidamente la conducción del país. En el trabajo de Rouvier la gente lo dice en forma explícita: se aprueba su gestión "por la entereza que afronta su pérdida", "porque está más cerca del pueblo", "por la Asignación Universal por Hijo" y "porque ayuda a los humildes". Esas fueron las respuestas más repetidas por los encuestados.
También en el estudio de Ibarómetro se mencionan algunas razones que tienen que ver con el cuadro de situación actual. El 74 por ciento de los consultados dice que apoya a la Presidenta para que pueda gobernar, hay un 61 por ciento que cree que hay un mejor clima social en estos días y un 70 por ciento afirma que Cristina mostró firmeza "y eso me gusta".
Sin duda que la muerte de Néstor Kirchner revalorizó fuertemente su figura. Esto se percibe, por ejemplo, en que la oposición terminó reconociendo en forma pública buena parte de lo realizado por el ex presidente y, sobre todo, hubo un notorio impacto de las imágenes de miles y miles de personas conmovidas y agradeciendo a Kirchner por diferentes políticas e iniciativas de su gobierno. Las cifras de las encuestas son ahora apabullantes: más del 70 por ciento de los ciudadanos opinan bien o muy bien de Néstor Kirchner, una evaluación que tenía cuando dejó el gobierno, en 2007, que perdió durante el enfrentamiento con el campo y que también se venía recuperando en forma sostenida desde fines de 2009. Según el sondeo del CEOP se le reconoce haber conseguido la estabilidad económica, el impulso de la Asignación Universal por Hijo, la estatización de las AFJP y Aerolíneas Argentinas, todas medidas que tienen buen consenso en la población.
El trabajo de Rouvier sobre intención de voto está en sintonía con varias encuestas publicadas por este diario la semana pasada. Sin embargo, el crecimiento del voto a Cristina Kirchner fue palpable hace siete días y ahora sigue su curso ascendente. Hoy la Presidenta conseguiría el 45 por ciento de los votos, es decir que no habría ballottage, ganaría en primera vuelta. Pero, además, cuadriplica a su inmediato perseguidor, Mauricio Macri, que apenas recoge el 11 por ciento de los votos. Ricardo Alfonsín está casi en el mismo nivel, 10 por ciento, después vienen Eduardo Duhalde con el 9 y Pino Solanas con algo más del 6 por ciento. Si el candidato radical fuera Julio Cobos, su intención de voto treparía al 12 por ciento, también lejos de lo que hoy podría recoger el oficialismo.
Por supuesto que falta casi un año para la elección presidencial. Más allá de lo que la Presidenta decida en materia de candidaturas, lo fundamental es la marcha de la gestión de gobierno. Y, como punto de partida, está claro que la Presidenta cuenta con un fuerte respaldo en la población. Apenas un siete por ciento la ve mal y una absoluta mayoría quiere que no le pongan palos en la rueda.

EL ROL SECRETO DE KIRCHNER EN LA CAUSA POR EL CRIMEN DEL MILITANTE DEL PO


CASO FERREYRA: AL TESTIGO CLAVE LO APORTÓ EL GOBIERNO

Es un "arrepentido" que llegó a través de un intendente oficialista; más pruebas contra el gremio
Domingo 7 de noviembre de 2010
Hernán Cappiello
LA NACION


Seis días antes de morir, Néstor Kirchner participó personalmente del operativo en que se involucró el Gobierno para aportar a la Justicia el testigo reservado cuya declaración llevó a las detenciones de gremialistas y barrabravas por el asesinato del militante del Partido Obrero (PO) Mariano Ferreyra.

El ex presidente, después de recibir el dato de un intendente del conurbano, puso en marcha un operativo político-judicial para llevar a los tribunales al testigo que estuvo el día del crimen en el bando de la Unión Ferroviaria (UF). Kirchner ordenó darle máxima protección, a tal punto que llegó a declarar ante la fiscal Cristina Caamaño acompañado por el ministro de Justicia y Seguridad, Julio Alak, según consta en la causa.

La declaración del testigo permitió identificar y detener a Cristian Favale, acusado de disparar contra Ferreyra, aunque los tiradores son, por lo menos, dos. Ahora, las pruebas en la causa, a las que se incorporó otro testigo de identidad reservada, suman elementos que permitirían avanzar sobre altos dirigentes de la Unión Ferroviaria, el gremio que lidera José Pedraza.

Según pudo reconstruir LA NACION tras consultar a cinco fuentes independientes entre sí, vinculadas con la política y la Justicia, el 21 de octubre, al día siguiente del crimen ocurrido en Barracas, un militante justicialista llamó por teléfono, asustado y temiendo por su vida, al intendente del conurbano al que considera su jefe político. Le dijo que sabía el nombre del asesino de Ferreyra, pero que tenía miedo de que lo mataran. Le confió que había sido reclutado por el delegado de Unión Ferroviaria (UF) Pablo Marcelo Díaz, actualmente detenido, para participar de una manifestación contra un grupo de trabajadores tercerizados del ferrocarril Roca, entre los que había militantes del PO.

Le dijo que sabía cómo se había organizado la patota y que Díaz había elegido a los que participarían de la contramarcha.

El intendente ?cuyo nombre La Nacion mantiene en reserva para evitar que pueda inferirse la identidad del testigo? escuchó ese relato y llamó a su vez a su jefe político, Néstor Kirchner, a la quinta de Olivos. Le repitió las revelaciones del testigo, pero le pidió que le diera toda la protección posible.

Kirchner, operando desde la residencia presidencial, puso a trabajar en el asunto al secretario legal y técnico, Carlos Zannini, y se comunicó con Alak para ponerlo al tanto de todo.

Por indicación de Zannini, el intendente kirchnerista acompañó personalmente a su testigo al Ministerio de Justicia y Seguridad, donde se entrevistó con Alak.

Después de escucharlo, Alak lo introdujo en el Programa de Protección de Testigos de su ministerio, que contempla una custodia especial personal o domiciliaria, alojamiento transitorio en lugares reservados, cambio de domicilio, ayuda económica por no más de seis meses, asistencia para la reinserción laboral y hasta el cambio de identidad, con el otorgamiento de documentos que acrediten el nuevo nombre.

Menos de 24 horas después de su conversación con el intendente, el testigo estaba sentado frente a la fiscal Caamaño y revelaba cómo se había planificado el ataque de Barracas y quién disparó sobre Ferreyra y los tres heridos, Elsa Rodríguez, Nelson Aguirre y Ariel Pintos.

Kirchner estaba obsesionado en sus últimas horas con el esclarecimiento del caso y sabía todos los detalles porque los recibió de primera mano. Por eso, al día siguiente de conocer la versión del testigo secreto, el viernes 22, anunció durante un acto en Chivilcoy que iba a haber "importantes novedades" en la causa. Fueron sus últimas declaraciones periodísticas antes de morir, el miércoles de la semana siguiente.

Esa misma noche la jueza Wilma López firmó la orden de captura de Cristian Favale, el barrabrava de Defensa y Justicia señalado por el testigo protegido. Luego, una docena de testimonios recogidos por la fiscal Caamaño en los 14 cuerpos que ya tiene la causa judicial confirmarían buena parte del relato. También ese día iba a caer preso en un club de Adrogué Pablo Díaz, el delegado de la UF, con lo que el caso empezó a acercarse a Pedraza.

Seguridad en duda
Kirchner estaba muy enojado por esas horas y quería ver presos a los autores e instigadores del asesinato. Algunas fuentes del oficialismo dicen también que quería saber si había existido protección policial a los agresores. El relato del testigo, al parecer, daba cuenta de que el gremio de Pedraza había avisado a gente del poder que iba a "sacar de las vías" a los grupos de izquierda.

El sucesor de Kirchner en la banca de diputado nacional, el dirigente social Edgardo Depreti, reveló en público que antes de morir Kirchner "ya tenía y sabía todo acerca de cómo había sido" el crimen de Ferreyra. Y dijo que, además, "había instruido a la SIDE para que colaborara con la fiscal y con la jueza para aportarles datos".

El dirigente social añadió: "El responsable político es Pedraza: no tengo dudas, y los que están presos fueron los ejecutores. Había ahí una asociación con todos los armados que todavía perduran en ferrocarriles vinculados a la patota de Unión Ferroviaria y el manejo que se hace en cooperativas y en órganos de dirección de ferrocarriles. Se vio la complicidad concreta de un modelo sindical que utiliza barras para enfrentar a trabajadores".

El dirigente dijo haber trabajado junto con Kirchner en el caso Ferreyra hasta la noche misma de la muerte del ex presidente. "En ese momento, él ya sabía quiénes eran los responsables", explicó. Esos nombres son los que están en el expediente y sobre los que la Justicia reúne las pruebas como para llevarlos a juicio.

QUIEN ES QUIEN
CRISTIAN FAVALE
Barrabrava detenido

Era barrabrava de Defensa y Justicia. La jueza lo acusa de haber sido el autor material del asesinato de Mariano Ferreyra. Un testigo de identidad reservada le atribuye haber dicho: "Le agujereé la panza".

PABLO DIAZ
Delegado ferroviario

Como jefe gremial en la línea Roca, comandó el grupo que evitó el corte de vías de los tercerizados. Se lo acusa de haber contratado a los barrabravas. Respondía a la cúpula del sindicato. Está preso.

JUAN CARLOS FERNANDEZ
Líder gremial

Es el número dos de la Unión Ferroviaria. Según el testimonio clave de la causa, él le habría ordenado a Díaz irse del lugar tras el asesinato. Días antes había recomendado a Favale para trabajar en el Roca.

JOSE PEDRAZA
Secretario gral. de los ferroviarios

Conduce el gremio desde hace más de 30 años. Negó todo vínculo con los violentos, pero cada vez más indicios apuntan a la cúpula del sindicato en el armado del operativo para disuadir a los manifestantes.Gabriel sanchezferroviario detenidoLo conocen como "El Payaso". Favale lo acusa de ser el que disparó contra Ferreyra, algo que él negó al ser detenido. Trabajaba en Constitución y fue barrabrava de Racing Club.

JORGE GONZALEZ
Ferroviario detenido

Aparece en las imágenes de televisión con un cuello ortopédico, dando indicaciones a las patotas sindicales. Era un hombre cercano a Díaz. Cuando a este último lo detuvieron estaba con él en un acto.

SALVADOR PIPITO
Ferroviario detenido

Estaba, durante la gresca en Barracas, muy cerca de los líderes del grupo de ferroviarios. Se presentó a declarar como testigo ante el juzgado y terminó apresado, acusado por la jueza de mentir en su declaración.

El caso de la mujer del camionero
El abogado del gremialista camionero Pablo Ozuna, Daniel Llermanos, reforzó la hipótesis de que la ex mujer de su defendido se suicidó anteayer. "Hay cinco cartas en las que pide perdón y dieron negativas las pruebas de dermotest a Ozuna", dijo. La carátula aún es "averiguación de muerte".


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